PADIE

«Las palabras son como abejas: tienen miel y aguijón».

Este proverbio suizo viene a reflejar las paradojas que encierra un sistema educativo abierto a la diversidad, donde las diferencias no sólo constituyen una realidad sino un valor que impregna sus estructuras, junto a la necesaria comprensividad que posibilite una formación básica para todos los ciudadanos.

«Una Escuela para todos», donde no exista lugar para las exclusiones, supone la adopción del principio de «Atención a la Diversidad» como eje transversal del quehacer educativo. con tal motivo será necesario articular tal propósito a través de la regla que podríamos denominar de las «Tres F»:

– Flexibilidad.

– Funcionalidad.

– Formación.

Para atender a los alumnos con necesidades educativas especiales y/o con dificultades de aprendizaje es fundamental poner en marcha medidas de organización educativa que cubran sus necesidades en un contexto lo más normalizado posible.

Para lograrlo, es necesario que todos los profesionales implicados estén coordinados, (tanto entre las etapas de EI, EP y ESO, como dentro de cada una de ellas).

Se trata de ajustar la ayuda pedagógica, adaptando la práctica educativa, partiendo de las características particulares de cada uno de los alumnos.

El grupo-clase es el lugar idóneo para atender la diversidad, no obstante, cuando sea necesario, la atención podrá realizarse fuera del aula ordinaria.

El profesorado ha de asumir las diferencias como algo característico de su quehacer cotidiano y no como un obstáculo en su práctica docente, ni como la necesidad de derivar al alumno a un especialista y excluirlo de su grupo de referencia.